Anatomía

Las tarántulas pertenecen a un vasto grupo de exitosos organismos llamados artrópodos. Cuya principal característica es que poseen patas articuladas. Son con mucho los animales más numerosos en este planeta. Son animales muy diferentes de nosotros o parientes más cercanos, algunos con formas tan extrañas y variadas que parecieran de otro planeta.

Dentro de estos artrópodos hay un grupo peculiar conformado por animales de características anatómicas, fisiológicas, estilo de vida y reproducción muy singular al que denominamos arañas. Un grupo con un linaje muy antiguo de más de 300 millones de historia en nuestro planeta y con el que alguna vez compartimos un ancestro común. Sin embargo, en algún momento de la larga carrera evolutiva los arácnidos siguieron su propio camino a través del árbol de la vida. Y como lo han venido demostrando a través del tiempo estos animales tan fascinantes, llegaron para quedarse, y seguramente seguirán existiendo aún después de nuestra propia extinción.

Las arañas varían en tamaños, colores y características específicas dentro de cada grupo de acuerdo con su estilo de vida, pero un grupo muy particular de arañas que a través de la historia ha creado gran temor a la vez que fascinación en las personas son las tarántulas. Las grandes gigantes entre las arañas, poseen fuerza impresionante, una percepción de su entorno que podría ser de otro mundo y una forma de comer, respirar y hasta reproducirse que nos puede parecer muy extraña. Pero, ¿realmente quien será más extraño, las tarántulas o nosotros?

Principales grupos de artrópodos.

Del exterior al interior.

Las tarántulas pertenecen a un vasto grupo de exitosos organismos llamados artrópodos. Cuya principal característica es que poseen patas articuladas. Son con mucho los animales más numerosos en este planeta. Son animales muy diferentes de nosotros o parientes más cercanos, algunos con formas tan extrañas y variadas que parecieran de otro planeta.

Dentro de estos artrópodos hay un grupo peculiar conformado por animales de características anatómicas, fisiológicas, estilo de vida y reproducción muy singular al que denominamos arañas. Un grupo con un linaje muy antiguo de más de 300 millones de historia en nuestro planeta y con el que alguna vez compartimos un ancestro común. Sin embargo, en algún momento de la larga carrera evolutiva los arácnidos siguieron su propio camino a través del árbol de la vida. Y como lo han venido demostrando a través del tiempo estos animales tan fascinantes, llegaron para quedarse, y seguramente seguirán existiendo aún después de nuestra propia extinción.

Las arañas varían en tamaños, colores y características específicas dentro de cada grupo de acuerdo con su estilo de vida, pero un grupo muy particular de arañas que a través de la historia ha creado gran temor a la vez que fascinación en las personas son las tarántulas. Las grandes gigantes entre las arañas, poseen fuerza impresionante, una percepción de su entorno que podría ser de otro mundo y una forma de comer, respirar y hasta reproducirse que nos puede parecer muy extraña. Pero, ¿realmente quien será más extraño, las tarántulas o nosotros?

Las tarántulas poseen un exoesqueleto que está conformado por una mezcla de diversas proteínas. Este exoesqueleto funciona como aislante del medio evitando así la perdida excesiva de agua, también como soporte de los músculos, barrera contra agentes infecciosos y protege los delicados órganos internos. Además se extiende más allá prolongándose sobre su superficie en forma de cientos de miles de pequeñas setas (espinas, sedas, tricobotrias, etc.) que confieren a las tarántulas ese aspecto peludo tan peculiar que las caracteriza.

 El hecho de poseer un esqueleto externo rígido, produce como consecuencia que las tarántulas no puedan crecer. Por lo tanto para poder desarrollarse deben desprenderse de su vieja piel y generar una nueva. Científicamente este proceso se divide en 4 estadíos, sin una clara delimitación entre los mismos: proecdisis, ecdisis, postecdisis y un estadío de intermuda. El tiempo en que este ciclo de mudas se da, varía de acuerdo con la edad, tipo de hábito, hábitat y estado de salud del ejemplar.

El cuerpo de las tarántulas se divide en 2 regiones principales: el prosoma (cefalotórax) y el opistosoma (abdomen); estas dos regiones se hallan unidas entre por un pequeño segmento llamado pedicelo.

El exoesqueleto.

Las tarántulas como la mayor parte de los artrópodos poseen una especie de cubierta o armadura externa llamada exoesqueleto. Es un sistema de soporte para el organismo que ha sido tan eficiente que ha existido por más de 400 millones de años, siendo posiblemente el sistema estructural más utilizado en nuestro planeta. Está conformado por una mezcla de diversas proteínas y sustancias químicas, entre ellas sobresalen la esclerotina y la quitina. Esta última es una molécula compleja conformada con base en nitrógeno que se interconecta a través de redes moleculares de azucares, mantiene una rigidez y estabilidad estructural a la vez que brinda cierta flexibilidad. Asociada a la quitina se encuentra la esclerotina, una proteína de gran dureza conformada por enlaces moleculares muy resistentes y estables. De esta manera podemos decir que la esclerotina mantiene la rigidez del exoesqueleto, mientras que la quitina le permite cierta flexibilidad.

Este exoesqueleto es muy importante para las tarántulas pues no sólo le permite soportar su cuerpo y órganos internos, sino que a su vez funciona como aislante del medio evitando así la perdida excesiva de agua, tan vital para estos animales. Aunque ayudados por su exoesqueleto, las tarántulas han desarrollado también una especie de cera que recubre el exterior de su cuerpo y que retarda mucho más la perdida de agua.

Influye a través de toda la vida las tarántulas pues funciona también como soporte de los músculos, barrera contra agentes infecciosos y protege los delicados órganos internos. Además se extiende más allá prolongándose sobre su superficie en forma de cientos de miles de pequeñas cerdas (espinas, sedas, tricobotrias, etc.) que confieren a las tarántulas ese aspecto peludo tan peculiar que las caracteriza.

Estas cerdas cumplen funciones muy variadas dependiendo de su forma, ubicación y composición. A diferencia del pelo de los mamíferos, las cerdas de las tarántulas son rígidas, recordemos que son prolongaciones del exoesqueleto, por lo tanto no crecen ni se desarrollan como el pelo.

Características del cuerpo.

El cuerpo de las tarántulas se divide en 2 regiones principales: el prosoma (cefalotórax) y el opistosoma (abdomen); estas dos regiones se hallan unidas entre por un pequeño segmento llamado pedicelo.

El prosoma es una región muy importante, exteriormente esta endurecido, visto dorsalmente se puede observar el caparazón que puede variar en color dependiendo de la especie. Este caparazón posee un hundimiento central llamado fovea, este hundimiento se debe a que en esa región se sujetan los músculos del estomago succionador. Hacia la zona anterior del prosoma se puede observar el tubérculo ocular, el cual posee 8 ojos dispuestos en 2 hileras de 4 ojos cada una (Fig. 1).

Ventralmente observamos una placa de gran tamaño llamada esternón, cercano a la periferia del esternón podemos observar unas pequeñas estructuras ovales o discoidales denominadas sigilas. Enfrente del esternón, justo detrás de los quelíceros, se encuentran dos pequeños segmentos: el labio y el labro (Fig. 2).

Adheridos al prosoma se encuentran los primeros segmentos de las patas y pedipalpos: las coxas. Que también están presentes en la base de los quelíceros, sólo que poseen una estructura de sedas modificadas para filtrar los alimentos.

Los apéndices articulados se encuentran en pares, siendo el primer par los quelíceros (colmillos), se componen de dos segmentos: la maxilla y el colmillo. Enseguida se hallan los pedipalpos, estructuras muy similares a las patas pero que no tienen función locomotora sino sensorial y gustativa; carecen de metatarso y a diferencia de las patas el tarso posee una única uña. En los machos maduros sexualmente el metatarso se modifica drásticamente en un órgano especializado para la reproducción que se denomina bulbo pedipalpal.

Después de los pedipalpos continúan las patas, que se articulan a las coxas mediante una membrana denominada trocánter, justo después siguen el fémur, patela, tibia, metatarso y el tarso que conforman las patas (Fig. 1). Justo al final del tarso las tarántulas poseen 2 uñas.

El opistosoma es una parte muy flexible del exoesqueleto y es donde se albergan la mayor parte los órganos vitales de las tarántulas. Dorsalmente esta recubierto de gran cantidad de sedas (Fig. 1). Las tarántulas americanas son las únicas que poseen sedas urticantes, estas se encuentran principalmente en la zona dorsal del abdomen, aunque las hay también en las zonas laterales. Las tarántulas que habitan Asia, Europa, África y Oceanía, también tienen su opistosoma cubierto de pilosidades, pero estas especies dependen más de su agresividad y la potencia de su veneno para persuadir a sus atacantes.

En la zona ventral podemos distinguir claramente 2 pares de estructuras ovales, estas son los libros branquiales mediante los cuales las tarántulas respiran. Entre el primer par de libros branquiales se localiza la abertura genital denominada surco epigástrico, dentro de este surco se encuentra el gonoporo, un orificio por el cual se contactan las gónadas hacia el exterior. Justo en la parte posterior del abdomen se observa el ano y un par de estructuras productoras de seda: las hileras. Todas las tarántulas presentan 2 pares de hileras. El par de en medio se encuentra muy reducido y es muy poco visible, el segundo par de hileras es más largo y tienen un aspecto digitiforme. Ambos pares de hileras pueden producir seda (Fig. 2).

Fig 1. Vista dorsal de una tarántula y partes de su cuerpo.
Fig 2. Vista ventral de una tarántula y partes de su cuerpo.

Viviendo de pelos.

Además de todas estas características Existen muchos tipos de cerdas en las tarántulas. Los más representativos son los de tipo defensivo, denominados como sedas urticantes. Son un tipo peculiar de cerda desarrollado única y exclusivamente por las tarántulas que habitan América. Como su nombre índica son de tipo defensivo y son utilizadas para mantener alejados a sus depredadores (especialmente mamíferos). Existen hasta ahora 6 tipos diferentes de sedas urticantes identificados en las tarántulas.

Se encuentran generalmente en la parte dorsal del opistosoma a razón de 10,000 x mm2. Funcionan a manera de un pequeño arpón y por lo general son arrojadas por medio del roce del último par de patas con el opistosoma. Pueden causar gran irritación en piel, ojos, fosas nasales y en el caso de pequeños mamíferos incluso la muerte.

Son usadas también como medio defensivo exterior de la madriguera de la tarántula, muchas especies colocan sedas urticantes adheridas a su telaraña para mantener alejados a posibles depredadores. Hasta ahora no se tiene una clara idea de si la actividad irritante de estas sedas es meramente física o algún químico influye también en la reacción. No obstante, se ha detectado una cierta reacción de la inmunoglobulina E con muestras de sedas urticantes de algunas especies de Brasil.

Existen otro tipo de sedas plumosos sobre la cara interna de las maxilas, estas sedas modificadas son utilizadas durante la alimentación de las tarántulas, funciona como un sistema de filtraje para las partículas de gran tamaño, permitiendo pasar hacia la boca únicamente las partículas de alimento que la tarántula es capaz de comer.

Algunas tarántulas poseen sedas rígidas sobre la cara interna de los quelíceros, estas sedas tienen una función de advertencia. Las tarántulas que las poseen pueden frotarlas para hacer un ruido denominado estridulación. Esto es utilizado como señal de advertencia para posibles enemigos.

Las tarántulas perciben el mundo de una manera que poco podemos comprender, ellas pueden literalmente sentir a sus enemigos y sus presas a través de los movimientos del viento y sus vibraciones. Esto lo logran gracias un tipo especial de seda que les permite sentir hasta los más mínimos cambios en los movimientos y presión del aire, así como vibraciones a través del suelo. Estas sedas especiales se denominan tricobotrias y se hallan distribuidas en todo el cuerpo de las tarántulas, aunque principalmente se les encuentra en sus patas.

Existe un grupo de sedas muy finas agrupadas en parches en la zona ventral del metatarso y tarso de las patas y pedipalpos. En conjunto se le denomina escopula y es la estructura que permite que las tarántulas tengan gran adherencia a las superficies. Es una estructura esencial en la vida de las tarántulas, pues no sólo les permite trepar con seguridad, sino que además es una forma muy eficiente de asegurar a sus presas. En las especies arborícolas las escopulas son mucho más desarrolladas que en las especies terrestres debido a que necesitan tener una mayor superficie de agarre para poder moverse ágilmente en las alturas sin temor a desprenderse y caer.

Si bien estas son las sedas más representativas de las tarántulas existen muchos otros tipos que tienen otro tipo de funciones como la percepción de sustancias químicas, sabores, humedad del entorno y muchas otras funciones que aún no comprendemos ni imaginamos. Los estudios a través del microscopio electrónico revelan cada vez, una mayor complejidad de formas y tamaños de sedas, muchas que varían de especie a especie, sin llegar a comprender su función o propósito.

Tipos de setas urticantes descubiertos hasta la fecha (Tipo I al VII)